Y te miro...
Y en la plácida fuente
queda reflejado el iris
de los deseos.
Miradas acuosas que delatan
un estigma trémulo y pasional.
Y te observo...
Y de tus ojos pardos
asoman alas que gravitan
sobre tu alma desnuda.
Y yo estoy allí,
donde se conjugan jeroglíficos,
apaciguando esta sed.
Ángel Mora de las Heras