Pasan los años,
los siglos, las modas,
las etiquetas, los dogmas
y los sermones.
Se suceden,
alternativamente,
horizontes de vacuidad
y de sutil creación.
Muy de vez en cuando,
como un resol tempranero,
nace un nota visionaria
en cada época.
Las tortugas
no se adaptan:
lo suyo son otros ritmos
en el remanso de la quietud.
Los espíritus libres
no se adaptan:
lo suyo es huir de la tribu
que impone su teatro.
Y el eterno retorno,
con sus múltiples disfraces,
evoca nuestras miserias
y nuestras grandezas.
Pasa la vida
cargada del destino.
Con ella la amnesia,
la memoria o las visiones.
Ángel Mora de las Heras