viernes, 22 de octubre de 2021

Itinerante


 





Llega un tránsito de tonos:
sosiego de luz melancólica.

Queda atrás el estío
de las huellas candentes.

Queda atrás la pereza
estival y el silente sesteo.

La otoñada cubre de amor
las grietas de los ausentes.

Sobre los canteros
posan las margaritas de otoño.

Todavía son soñadas:
un me quieres o no me quieres.

En el mismo instante
—al deshojar la flor—
ya hemos herido su belleza.

Flotan en el aire suspiros
enredados en el pasado.

Y la vida sigue,
como las mutables estaciones,
al vaivén de un péndulo.




Ángel Mora de las Heras