Quedan desnudos
estos sigilosos
fragmentos invernales.
Una evocadora niebla
besa la nieve
con quietud.
Allí,
acariciando un árbol,
un petirrojo
luce solemne
su plumaje.
Siempre...
sus mismos hábitos,
sus mismos colores,
su misma rutina.
Las modas
se hicieron
para ciertos humanos.
Mi alma,
tras la niebla,
se aleja
de dogmas eternos.
Ángel Mora de las Heras
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